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Choque de culturas

Por Fernando Palmero 1 de julio de 2007

Publicado en Revista Leer

"¿Cuándo y por qué deciden dar el salto y venir a España? Llegué a España a finales de 2002 y abrimos la oficina de Madrid en mayo de 2003. Me vine con la idea de desarrollar las distintas áreas del catálogo y poner en marcha alguna otra línea que nos permitiera ampliar el espectro de lectores. Desde el punto de vista comercial también fue pasar de una distribución acotada a un sector muy definido a otra de mayor alcance, que al tiempo que nos propone otro juego nos permite desplegar nuevos recursos. ¿Y qué tal la experiencia? Positiva. Enriquecedora. En estos cuatro años he recorrido el país varias veces. He hablado con muchos libreros, con gente en las universidades. Fruto de esos viajes es la colección ""Nómadas”. Una colección de textos breves de autores de primera línea, que entre otras cosas pretende tender puentes entre distintos tipos de lecturas, distintos registros y formas. Textos marginales dentro de su producción, o centrales pero olvidados, textos abiertos. El resultado: ensayos, conferencias, artículos, entrevistas, confluyendo en una colección que cruza disciplinas, temas, estilos, y propone un espacio de diálogo abierto a distintas líneas de pensamiento sobre los asuntos que atraviesan los debates públicos y agitan a nuestra sociedad. En estos años en España, ¿ha notado usted muchas diferencias entre el lector de aquí y el latinoamericano? Creo que las hay. Si bien tenemos una lengua común, cada lugar maneja su registro de lenguaje, cada habla refleja un universo discursivo, y eso determina una manera particular de ver el mundo. También la recepción de la cultura de otros países europeos es diferente en Latinoamérica y España. En Argentina los autores que nosotros publicamos son reconocidos por un público muy amplio. Quizás aunque esos mismos autores también son reconocidos aquí en distintos ámbitos, la divulgación que han tenido en Latinoamérica sea mayor. No me gustaría hablar de niveles de lectura, porque creo que son líneas de intereses distintas, en todo caso tradiciones de lectura diferentes. Argentina, o al menos la educación que yo he recibido allí, tiene mucho que agradecerle a la cultura europea. Eso tiene que ver con movimientos de influencia como el que promovieron a principios del siglo XX figuras como Jorge Luis Borges o Victoria Ocampo, movimiento que signó una manera de vincularse con dicha cultura y que tuvo muchos otros momentos, en los que la recepción se asume de tal manera que la cultura propia se funde con la ajena, casi como un collage. Pero también es cierto que países como la Argentina no tienen doscientos años y España tiene muchos siglos de historia y cultura propias detrás. De todas formas, y a pesar de las diferencias, existen esos puntos de encuentro que son los que permiten el intercambio. ¿Se lee menos aquí? Cuando se habla de índices de lectura no se sabe muy bien a qué se hace referencia, si a periódicos, revistas, novelas de caballería, libros de autoayuda o textos académicos. Nosotros llegamos a España con un catálogo muy especializado, que siempre tuvo su público pero en áreas muy definidas. Esto me llevó a pensar en nuevas apuestas. Por ejemplo, éste es un mercado que necesita una inyección de novedades mucho más alta que el latinoamericano. ¿Y a qué se debe? Quizá sea una cuestión económica, de recursos. Un libro en Latinoamérica tiene una vida mucho más larga en la librería, y para el tipo de textos que nosotros publicamos eso es fundamental. Un libro de fondo, si no tiene vida en la librería, está muerto cuando pase, porque son libros que necesitan un tiempo para que la gente los registre y los incorpore a su universo de lecturas. ¿Cómo se plantearon la estrategia comercial de ""Nómadas""? Lo primero fue hacer una selección de textos que permitieran dar a conocer ciertos autores y líneas de trabajo, teniendo en cuenta un espectro más amplio de lectores que el de nuestras bibliotecas tradicionales. Hemos tenido especial cuidado en mantener un registro de lectura, para que no se transformase en una colección de textos que aunque breves fueran demasiado complejos, pero siempre cuidando el valor y la calidad de los textos. Por otra parte, intentamos una estética que acompañase esta dinámica textual, que diera la imagen no de un texto más liviano pero sí más accesible. El lector que imaginamos es un lector con cierto nivel de lectura, pero que no necesita ser especialista para acceder a nuestros libros. Además son más fáciles de producir... Esa fue otra de las cuestiones por las que pensé en libros pequeños. Vengo de una editorial donde un libro de 300 ó 400 páginas lleva, al menos, un año traducirlo, unos cuantos meses más supervisar la traducción, otros cuantos corregirla. . . Es un trabajo en el que intervienen muchas personas y en el que quizá pueden pasar dos, tres años. Con estos tiempos no podemos competir en un mercado que necesita novedades cada semana. La solución fue acompañar la producción más dura con estos otros textos más breves, cuyos tiempos de producción son menores, lo cual nos permite una alimentación más acorde a los ritmos de consumo que impone este mercado. No está entonces reñida la calidad con la cantidad. No, y pensar eso es menospreciar a los lectores. Como lo es pensar que no hay lectores. Lo que ocurre es que hay distintos tipos de lectores. Los hay muy especializados y los hay con maneras de leer más eclécticas. Creo que una de las tareas fundamentales del editor es descubrir y rescatar textos, hacer selecciones, proponer lecturas, compartirlas. ¿Es importante el apoyo de los medios?  Es un elemento de influencia que no se puede negar. Con el vértigo con el que circulan los libros por las librerías, la única manera de estar un poco al tanto es a través de los medios de comunicación. En el caso de un libro tan especializado como el que históricamente publica la editorial, es diferente, porque circula por otros canales y aunque no se haga una reseña se vende igual. Tenemos un fondo que se ha ido construyendo a lo largo de 40 años y cuyo público es fiel, que justamente por ser especializado busca los libros que editamos. A esos lectores no hay que decirles ""estoy aquí"", porque ellos lo buscan. ¿Qué otra característica resaltaría del mercado español? Fundamentalmente la hiperproducción, que parece que le da vida a muchos libros, pero en el fondo los mata, porque pensar en el libro sólo como un producto es olvidarse de él. Por un lado, a la hora de pensar en un mercado de consumo el libro es un producto más, pero un producto muy particular, que presupone un tiempo de lectura. No sé si el vértigo de la rotación tiene del todo en cuenta esto. Y este es uno de los grandes problemas al que un editor independiente y con un catálogo de fondo tiene que enfrentarse. España es uno de los países que más producción editorial tiene en Europa. La cantidad de títulos que se producen al año es muy alta para el mercado, pero no sólo porque haya o no lectores, sino porque incluso aunque los hubiera, no hay relación entre lo que se produce y la capacidad de lectura. Por más lector voraz que se sea, se requiere de una cantidad de tiempo para abordar cualquier lectura y es difícil hacer conciliar este tiempo con el más vertiginoso de la producción y rotación de los libros. Y con la nueva distribución, ¿les va mejor? Una de las grandes diferencias comerciales que la editorial tiene con respecto al mercado latinoamericano es la forma en que distribuimos nuestros libros. Allí lo hacemos nosotros directamente y en firme, y todo lo que sale de la editorial no vuelve. Un librero nos compra libros y nos va pidiendo más conforme los vende. Aquí, mi distribuidor pone los libros en la calle, y en ese instante comienzan su itinerario errante, que los hace volver quizás al almacén para volver a salir de allí después de un tiempo. . . para por fin ser vendidos en algún momento. Fue lo que me impactó cuando llegué, porque venía muy acostumbrada a tener el control sobre cómo y a quiénes se le vendían nuestros libros. De todas formas se pueden manejar ciertas variables que afortunadamente nos permiten seguir trabajando, seguir haciendo un fondo, un catálogo, que es lo que nos interesa.   Vivir, también, de las reimpresiones  Agustina de Amorrortu tiene bastante claro cuál es el lugar que ocupa la editorial dentro del mercado español, y cuáles son las armas que una pequeña editorial debe emplear para sobrevivir en él: ""Una estructura como la nuestra no necesita tirar 50.000 ejemplares para sostenerse. Podemos tirar 2.000 ó 3.000 ejemplares, sacar 25 ó 30 novedades al año, y cumplir con todos nuestros compromisos laborales. La estructura misma permite otros tiempos a la hora de producir, porque no creo que una gran estructura editorial pueda estar tres años para preparar un libro, porque no le rinde. Lo que hacemos nosotros es otra cosa, es un catálogo de  fondo, porque en realidad reimprimimos al año más libros de los que sacamos como novedades. Podemos reimprimir  unos 40 ó 45 y sacamos entre 25 y 30 novedades. Y llevamos reimprimiendo libros desde que empezamos”. En España, el más vendido es La construcción social de la realidad, de Peter L. Berger y Thomas Luckmann, que lleva ya 20 reimpresiones desde que salió hace casi 30 años. Además, otra de las grandes ventajas que explota certeramente la editorial es la complementariedad de una colección como ""Nómadas"", cuyos títulos se agotan en pocos meses, y otros que necesitan de varios años para poder agotar una tirada igual. ""De eso se trata; esta colección acompaña, de alguna manera, otro proceso de producción más duro que impone un ritmo más lento, un proceso más artesanal que a veces se extiende en el tiempo, que para lo que el mercado plantea es difícil de sostener. Además, «“Nómadas” también nos aporta cierta visibilidad», concluye Amorrortu. Resguardados por las Obras completas de Freud Sesenta y ocho años después de su muerte, Freud podría seguir presumiendo de ser uno de los autores que no se bajan nunca de las mesas donde las librerías colocan los best sellers de todos los tiempos. Y es que las Obras completas, en 24 volúmenes, del padre de la psicología moderna se han convertido para la editorial Amorrortu en una garantía fija de ingresos. Menos en España que en Latinoamérica, donde están presentes en todos los países de habla hispana, Freud es un referente intelectual que alimenta, además, con numerosos títulos escritos alrededor de su obra, el fondo de la editorial. Quizá por eso, ""para difundir entre sus lectores de Psicoanálisis otras lecturas"", Amorrortu puso en marcha la colección ""Mutaciones"", donde la Psicología y la Filosofía encuentran líneas de confluencia que dan lugar a títulos tan sugerentes como el de Gilles Deleuze Presentación de Sacher-Masoch, o el de Roberto Esposito Bíos, un ensayo sobre biopolítica y filosofía. Sin embargo, es la última apuesta de la joven editora, lanzada especialmente para el mercado español, pero que también está encontrando gran aceptación en Latinoamérica, ""Nómadas”; la que le ha reportado el último éxito comercial. La colección, de textos breves, tiene la virtud de presentarnos a los grandes autores ya clásicos en el fondo de la editorial a través de pequeñas obras olvidadas, entrevistas, artículos y cualquier otro género que permita al lector neófito conocer a pensadores de la talla de Baudrillard (El complot del arte), Heidegger (La pobreza), Paul Ricoeur (El mal) o Peter Sloterdijk (Derrida, un egipcio). El resto de las colecciones son las ya clásicas de ""Sociología”, ""Filosofía”, ""Antropología y religión”, ""Educación”, ""Comunicación, cultura y medios"", ""Psicología y Psicoanálisis"" y ""Economía""."

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